Agencia Peruana de Noticias PRENSAPERU.PE https://prensaperu.pe Twitter: @prensaperupe En Sangarará se respira historia. Aunque algunos visos de la inevitable modernidad se empeñan en robar cámara, su plaza, con grabados que nos llevan a la época de Túpac Amaru II, hace que este distrito de la provincia de Acomayo, en la región Cusco, luzca detenido en el tiempo. Todos aquí saben que su tierra fue escenario de la primera batalla del ejército revolucionario de José Gabriel Condorcanqui contra los realistas españoles, y que el triunfo se gritó en quechua en aquel lejano 18 de noviembre de 1780.
Y en medio de ese patrimonio inmaterial que también puede ser la memoria colectiva, dos adultos mayores libran su propia batalla contra la pobreza y la desesperanza, llenos de coraje, igual que lo hicieron sus ancestros. Los usuarios de Pensión 65, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), Fernando Hancco Yépez, de 73 años, y su esposa Elena Sandoval Pillco, de 72, afrontan el otoño de la vida guerreando con las armas de un emprendimiento productivo, que mantiene activos sus cuerpos, les provee de alimento y, además, les genere necesarios ingresos económicos. Ambos, juntos, se han convertido en prósperos empresarios de la producción y la venta de cuyes. Pero no solo eso. También mantienen productivo un huerto en la antesala de su casa. Es decir, Fernando y Elena no pasan su tiempo viviendo de recuerdos; ambos cogen el timón de su actualidad y tratan de construir su destino sin importarles la edad avanzada.
Muestran orgullosos sus dos galpones donde los cuyes son reyes en pequeñas parcelas de metro y medio por metro y medio. El sonido chirriante que producen los roedores andinos es música para los oídos de Fernando y Elena. Con gran atención y hasta con cariño alcanzan a sus animales plantas para que coman. Lentamente avanzan entre los corrales, supervisando la producción. Lo peor que se puede hacer en la vejez es darse al abandono, piensan en silencio. “Criaremos nuestros cuyes hasta que tengamos energías, hasta que nuestro Señor de lo alto nos dé la fuerza y el valor”, dice Fernando.
APOYO DE PENSIÓN 65
Fernando y Elena no tienen hijos en común. Él tiene uno que concibió antes de casarse con ella, pero no se frecuentan. Se las ven solos en la vida. En ese contexto, Pensión 65 les es muy útil. “Los 250 soles que recibimos cada uno de manera bimestral es muy importante para nosotros. Con esa platita compramos azúcar, fideos y otras cosas para alimentarnos. Además, así nos podemos dedicar bien a la crianza de cuyes, lo cual significa para nosotros otro ingreso”, explica Fernando en quechua.
Sin hijos, las visitas periódicas de los promotores del programa social son acontecimientos llenos de alegría y calor humano para ambos. “Cuando viene el promotor de Pensión 65 es como si llegara un hijo, un familiar, un amigo. Se interesa por nosotros, pregunta cómo estamos de salud y nos orienta en muchos temas”, señala Elena también en quechua. Él es más locuaz que ella, pero ambos realmente se entienden a la perfección en todo momento.
JUNTOS HACÍA ADELANTE
Se conocieron cuando eran niños, en Sangarará. Luego la vida llevó a Fernando por Huancayo y Huancavelica, y a Elena por Lima. De adultos se volvieron a encontrar en 1981, también en Sangarará, y no se separaron desde entonces. En casa tienen un huerto familiar que también trabajan. “Sembramos y cosechamos cebolla, hierbas para la sopa y lechuga, y ya tenemos para consumir. Y si alguien nos compra, aprovechamos. Pero lo que sí vendemos bien es la producción de cuy”, refiere Elena, quien desde hace 15 años pertenece a una asociación dedicada a la producción y venta mensual de cuyes a compradores seguros.
Fernando primero se dedicaba a la crianza de vacas hasta que hace unos años una parte de su vestimenta se quedó enganchada a una furibunda vaca que lo arrastró varios metros y por poco le provoca la muerte. Ese traumático hecho lo decidió a sumarse, de lleno, al negocio que había comenzado su esposa.
A ambos les han sido muy útiles las capacitaciones en productividad que recibieron de parte de algunas ONG, y piensan en grande. Sienten que su actividad es próspera y confían en seguir creciendo gracias a sus esfuerzos y a sus cuyes.
DATOS
PENSIÓN 65 tiene 577 043 personas usuarias en todo el territorio nacional, y 38 768 están en la región Cusco.
EN EL 2021 se identificaron a 4726 usuarios y usuarias del programa que, como Fernando y Elena, realizan emprendimientos nacidos de la intervención Saberes Productivos, que ejecutan Pensión 65 y los gobiernos locales.
SABERES Productivos busca revalorar a las personas adultas mayores como portadoras de conocimientos ancestrales y prácticas tradicionales.
Fuente: Agencia Peruana de Noticias PRENSAPERU.PE https://prensaperu.pe Twitter: @prensaperupe
English translation
Stories that unite us: Husbands, guinea pig breeders and hopes, users of Pension 65, it is increasing in Sangarará, Cusco.
Peruvian News Agency PRENSAPERU.PE https://prensaperu.pe Twitter: @prensaperupe Sangarará breathes history. Although some overtones of the inevitable modernity insist on stealing the camera, its square, with engravings that take us to the time of Túpac Amaru II, makes this district of the province of Acomayo, in the Cusco region, look frozen in time. Everyone here knows that their land was the scene of the first battle of the revolutionary army of José Gabriel Condorcanqui against the Spanish royalists, and that the triumph was shouted in Quechua on that distant November 18, 1780.
And in the midst of that intangible heritage that can also be collective memory, two older adults fight their own battle against poverty and despair, full of courage, just like their ancestors did. The users of Pension 65, of the Ministry of Development and Social Inclusion (Midis), Fernando Hancco Yépez, 73, and his wife Elena Sandoval Pillco, 72, face the autumn of life fighting with the weapons of a productive enterprise, that keeps their bodies active, provides them with food and, in addition, generates necessary economic income. Both, together, have become prosperous entrepreneurs in the production and sale of guinea pigs. But not only that. They also keep a vegetable garden productive in the anteroom of their house. That is to say, Fernando and Elena do not spend their time living on memories; both take the helm of their current affairs and try to build their destiny regardless of their advanced age.
They proudly show their two sheds where the guinea pigs are kings in small plots of meter and a half by meter and a half. The screeching sound produced by Andean rodents is music to Fernando and Elena’s ears. With great attention and even affection they give their animals plants for them to eat. They slowly move between the pens, supervising the production. The worst thing you can do in old age is to abandon yourself, they think in silence. “We will raise our guinea pigs until we have energy, until our Lord from above gives us strength and courage,” says Fernando.
PENSION SUPPORT 65
Fernando and Elena do not have children in common. He has one that he conceived before he married her, but they don’t hang out. They are alone in life. In this context, Pension 65 is very useful to them. “The 250 soles that we each receive every two months is very important to us. With that little money we buy sugar, noodles and other things to feed us. In addition, this way we can dedicate ourselves well to raising guinea pigs, which means another income for us”, explains Fernando in Quechua.
Without children, the periodic visits of the promoters of the social program are events full of joy and human warmth for both. “When the promoter of Pension 65 comes, it is as if a son, a relative, a friend arrived. He is interested in us, asks how we are in health and guides us on many issues, “says Elena also in Quechua. He is more talkative than her, but both really understand each other perfectly at all times.
TOGETHER FORWARD
They met when they were children, in Sangarará. Then life took Fernando through Huancayo and Huancavelica, and Elena through Lima. As adults they met again in 1981, also in Sangarará, and have not been separated since then. At home they have a family garden that they also work on. “We sow and harvest onions, herbs for soup and lettuce, and we already have enough to eat. And if someone buys from us, we take advantage. But what we do sell well is the production of guinea pigs,” says Elena, who for 15 years has belonged to an association dedicated to the production and monthly sale of guinea pigs to certain buyers.
Fernando first dedicated himself to raising cows until a few years ago a part of his clothing got caught in a furious cow that dragged him several meters and almost killed him. That traumatic event made him decide to fully join the business that his wife had started.
Both have found the productivity training they received from some NGOs very useful, and they think big. They feel that their activity is prosperous and they hope to continue growing thanks to their efforts and their guinea pigs.
DATA
PENSIÓN 65 has 577,043 users throughout the national territory, and 38,768 are in the Cusco region.
IN 2021, 4,726 users of the program were identified who, like Fernando and Elena, carry out ventures arising from the Saberes Productivos intervention, which is run by Pensión 65 and local governments.
SABERES Productivos seeks to reassess older adults as bearers of ancestral knowledge and traditional practices.
Source: Peruvian News Agency PRENSAPERU.PE https://prensaperu.pe Twitter: @prensaperupe